A estas alturas, espero que hayas analizado honestamente la calidad de tus relaciones y dónde las expectativas poco realistas pueden estar tensándolas. Hoy, quiero hablar sobre elevar nuestras relaciones.
Estamos acostumbrados a pensar en el amor casi exclusivamente en términos de necesidades egocéntricas: lo que siento, lo que quiero. Este es el amor basado en el ego. Sin embargo, si realmente amamos a alguien, amamos su esencia. Amamos su mera existencia, no lo que hacen por nosotros. Cuando realmente amamos a alguien, no hay puntuación. Esto es amor incondicional.
El amor, basado en compartir, es poderoso y duradero. En tal relación, las únicas expectativas son ser escuchados, respetados y tratados con dignidad humana. El amor incondicional es la base de una relación feliz, y no solo es alcanzable, es un derecho de nacimiento para absolutamente todos.
¿Cómo hacemos el cambio del amor basado en el ego al amor incondicional?
Deja que tus seres queridos tengan su viaje. Ya sea un miembro de la familia, un compañero de cuarto o una pareja romántica, cuando juzgamos a los demás, no estamos apoyando su viaje. El amor incondicional significa dejar que aquellos a quienes amas sigan su propio camino.
Deja ir el juicio. Si estás juzgando, no estás motivado para dar. El amor incondicional no tiene condiciones y por lo tanto, tampoco juicios.
Antes de continuar, quiero que vuelvas a leer tus respuestas del ejercicio de ayer. Ahora, con respecto a la misma relación, quiero que te preguntes (¡y anotes las respuestas!):
¿De qué manera puedes dar más en esta relación, especialmente las mismas cosas que sientes que tu pareja no te da?
Planea todas las formas específicas en que deseas dar más y amar más. Ponlo en un calendario. Mantente responsable.
Cada persona es digna de amor, y cada relación tiene el potencial de brindarnos una gran satisfacción. Pero el amor es más que un sentimiento; es un proceso que requiere atención continua. Y la única forma de recibir amor es dándolo.
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